El dermatólogo y el acné
La dermatología y el estudio de la piel normal y afectada han ido cambiando con el tiempo, y el avance de la medicina ha pasado de una forma descriptiva que permite clasificar las enfermedades por sus características clínicas en grupos que permiten identificar enfoques y tratamientos, a una forma más científica basada en entendimiento de la causa y la respuesta inmune a las diferentes enfermedades.
En el acné y en las dermatosis en general, el estudio de la dermatología clásicamente se ha basado en descripciones semiológicas y han sido las imágenes, los atlas dermatológicos y los pacientes afectados, los que aportan a la formación del buen ojo clínico para el diagnóstico y tratamiento.
Sin embargo, el advenimiento de la dermatopatología, ha cambiado muchas de las concepciones que se tenían de las enfermedades cutáneas y ha reorganizado las clasificaciones, conjugando lo clínico con los hallazgos en el estudio del tejido.
El avance en el conocimiento médico de la inmunología y de como responde nuestro organismo a los diferentes retos antigénicos propios o exógenos, sigue abriendo nuevos horizontes en el entendimiento de las enfermedades dermatológicas, y ha llevado a descubrir nuevas alternativas de tratamiento cada vez más específicas, enfocadas a tratar la enfermedad en su sitio de origen.
El acné es una entidad muy conocida por los dermatólogos y de hecho es la primera causa de consulta dermatológica en la actualidad. Han existido y siguen produciéndose cada día gran cantidad de productos orientados a tratar este problema que algunas veces es simple, pero que puede revestir características diferentes en su grado de severidad y secuelas como son las cicatrices definitivas.
De la concepción simplista que toda persona tiene sobre el acné, especialmente entre los 12 y los 25 años cuando se presenta algún tipo de acné y debe tratarse según su severidad; considerándolo como una enfermedad auto limitada, que no tiene importancia, se pasa a entenderla como una enfermedad crónica que tiene una amplia variedad de atenuantes que hacen diferente el tratamiento en cada situación clínica.
Otro aspecto de relevante investigación es el hecho de encontrar acné en la mujer adulta y acné asociado a la obesidad, el hirsutismo y la seborrea, con o sin alteración en la relación de la insulina y la glicemia y sus consecuencias; que interactuando con otros factores hormonales puede llevar a configurar el síndrome metabólico. Así las hormonas androgénicas producen un papel importante, basado en que el acné aparece coincidencialmente con la producción de hormonas androgénicas en la pubertad y que los individuos insensibles a los andrógenos no desarrollan acné. De ahí que los receptores androgénicos que están presentes en los folículos sean estimulados para desarrollar lesiones de acné, y por lo tanto, enfermedades asociadas con hiperandrogenismo como el Síndrome de ovario poliquístico o tumores secretantes de andrógenos pueden asociarse con acné vulgar y hay una amplia gama de tratamientos con efecto anti androgénico que deben ser entendidos para asociarlo al tratamiento del acné.
En todos los pacientes con acné, la terapia de mantenimiento es muy importante, es la base para disminuir el número de las recaídas y se debe crear conciencia sobre esta estrategia para evitar múltiples tratamientos que la mayoría de las veces tienen asociados antibióticos que combaten la Propionibacteriumacnes y podrían llevar a un uso inadecuado y exagerado de estos, aumentando así aumentar la probabilidad de resistencia bacteriana no solo a P. acnés sino que puede ser transmitida a otras bacterias residentes en el organismo y agravar el problema de bacterias multirresistentes en la práctica médica actual.
Existen características para considerar el acné como una enfermedad crónica y es especialmente su patrón de fase activa con períodos de curación casi completo y recaída en tiempo variable, además no tiene un período de tiempo definido como sucede con otras enfermedades agudas, sino que dura varios años y a veces toda la vida, asimismo su inicio puede ser agudo, pero generalmente es insidioso, lento y progresivo.
Otra condición que lo hace una enfermedad crónica es el impacto emocional en lo personal, especialmente en el adolescente que se está enfrentado a reconocerse en la trasformación de su aspecto físico, y además tener en su cara un brote permanente durante la etapa de desarrollo, puede ser un factor determinante en la forma como se enfrenta e interacciona con un grupo social.
Es un llamado a los padres, a las instituciones prestadoras de salud y a los diferentes actores de la atención médica en Colombia, a entender que el acné es una enfermedad crónica con un impacto muy importante en la persona, que debe ser tenida en cuenta con más responsabilidad y adicionada a los sistemas de salud como una enfermedad de importancia vital en un largo período de la vida, y disponer en los planes de suministro de medicamentos de las alternativas necesarias para controlar la enfermedad; evitando así las secuelas emocionales que resultan de pasar una adolescencia con baja autoestima por el brote y luego quedar para toda la vida concicatricesque pudieron evitarse con un tratamiento oportuno.
En la atención de salud no pude priorizarse, y es tan importante la enfermedad aguda, el cáncer y la atención materno-infantil como otras entidades que afectan al paciente toda la vida y causan un impacto emocional-social en las relaciones interpersonales. Así, el acné y todas las enfermedades son prioritarias y requieren disponer de los elementos necesarios para su atención.
En el plan obligatorio de salud en Colombia son pocos los recursos que se tienen para una buena atención de los pacientes con acné y sólo las personas que cuentan con mejores ingresos, pueden tener acceso a una atención médica y dermatológica adecuada.
Debido a esto, se da la proliferación de productos y falsos tratamientos de todo tipo vendidos como “mágicos” para resolver los problemas, llenan este vacío de la atención en salud y solo enriquecen unos pocos porque su impacto en la atención de la enfermedad crónica del acné es muy precario, y no hay acceso a la instauración temprana y agresiva del tratamiento como una estrategia para limitar las consecuencias físicas y psicológicas de la enfermedad.
En la actualidad hay un amplio campo de trabajo en el entendimiento del acné, que combina los aspectos tradicionales de la alteración en la unidad pilo sebácea y los procesos inflamatorios de ella relacionados con el estímulo hormonal y la correlación con otros aspectos hormonales y metabólicos que hacen interesante y muy complejo el entendimiento actual del acné, pero abren una puerta al advenimiento de nuevas terapias más específicas desde el punto de vista inmunológico, endocrino, genético y fisiopatológico.
Entonces, ya no es sólo tratar la lesión primaria o comedón sino comprender la interrelación de todos estos aspectos para comprender su manejo y aceptar las nuevas medicaciones, que cambiarán el concepto inicial de enfermedad infecciosa, por enfermedad inflamatoria crónica, y buscar que actúen en la modificación de la respuesta in situ, haciendo que sea más específico el tratamiento.
El entendimiento de los mediadores hormonales y receptores celulares que inician la respuesta inflamatoria ha sido de gran relevancia para el tratamiento. La existencia de poblaciones y familias que no presentan acné en contraste a otras que tienen una gran prevalencia de formas severas habla de la necesidad de entender cada día más esta entidad y que factores la afectan.
Dentro de la práctica dermatológica el estudio de la fisiopatología de la inflamación en el acné se ha vuelto muy interesante, y aparecen cada día más artículos e investigaciones relacionadas con este evento y el descubrimiento de los receptores específicos conocidos como toll-like entre otros y todo lo relacionado con la interacción de las hormonas y su expresión clínica como acné, hirsutismo y seborrea; con manifestación de alteraciones llamadas síndrome metabólico y llevan a entender que hay muchos otros procesos asociados incluyendo la respuesta a la dieta con alto índice glucémico, que puede manifestarse con aumento del acné.
La piel es el órgano más grande que tenemos pero también es el más visible. Por ello el acné es una entidad que ataca especialmente al adolescente y al adulto joven y tiene un gran impacto emocional en un momento de la vida, en el cambio corporal y las formas de relación social, tornándose fundamental hacer un tratamiento con el arsenal terapéutico disponible.
Estudios recientes ofrecen nuevas luces con respecto a nuevos mecanismos fisiopatológicos importantes en el desarrollo del acné, principalmente relacionados con los lípidos, el sebo, las hormonas y los mediadores inflamatorios. Se espera que en los próximos años tengamos tratamientos más específicos orientados a bloquear in situ los factores que desencadenan el acné.
Se hace un llamado a todos los dermatólogos a fortalecer el estudio de esta entidad tan antigua, pero con nuevos hallazgos en la fisiopatología y respuesta inflamatoria y luchar porque todos los pacientes en Colombia tengan acceso a un tratamiento anti acné adecuado.
¿Quieres eliminar el acné? Dermatóloga Beatriz Orozco Medellín, contáctame